LUIS Y EL GENERAL EN JEFE. (Se fueron, abriendo brechas) José López Se vino, triste la tarde del jueves, triste con la noticia: se fue el compañero Tascón. Uno se va quedando mirando en la distancia de los cerros, del mar…recordando, como decía Alí con su ronquita y suave voz: "Nosotros, los hombres; hoy somos, mañana no….." la metáfora de la vida hermano, la metáfora de los pájaros y las flores, o como decía el otro trovador, pero del norte: Bob Dylan: "¿Cuantos caminos debe andar un hombre, para poder ser llamado: Hombre?" la incertidumbre de nuestro paso terrenal y descubrir entre mil amigos; ¿Quien es nuestro verdadero amigo?. Pasaron dos días, otro trueno suena en la distancia; Se fue Muller. Empezamos a mirar para los lados y nos damos cuenta que, somos incómodos y nos vamos quedando solos y se nos acaba el tiempo y sobran los traidores. Al gocho Luis Tascón lo conocí en el año 98 en una de las reuniones regionales que solía hacer el Comandante Chávez con las direcciones regionales (Llamados Equipos Estratégicos) del MBR-200 que estaba en transición de convertirse en MVR. Esa reunión se realizó en San Carlos, estado Cojedes y allí asistió el gochito Luis, que pedía la palabra e intervenía con fogosidad, en representación de "los jandes" como decía, también estaba Iris Varela. A quién tiempo después, siendo diputada, el Comandante Chávez la bautizó como "La Comandante Fosforito". Es que al nacimiento del MVR asistió toda una pléyade de revolucionarios soñadores. Jóvenes que avizoraban y ansiaban el poder para enfrentar y destruir a la corrupción administrativa, el tráfico de influencias y el crimen político. Lo que no sabía Tascón y todos esos soñadores, es que en los años 60 otra generación de jóvenes soñadores de lo mismo, habían regado, por lo mismo, con su sangre los campos y caminos de la patria. La perversa Corina Machado y SUMATE publicaron la lista de su gente que firmó contra Chávez en un alarde de soberbia y, por esas vueltas de la rueda política, se hizo célebre el camarada por una cosa que no era de él: "La lista de Tascón" El pueblo caraqueño lloró a Luis con sinceridad; ayer era hombre, hoy no. Transitó el último camino de la vida para poder ser llamado hombre. Porque Luis Tascón no solo fue un hombre: fue un Revolucionario vertical que se hizo incómodo a todos los palafreneros, "chavistas chalequito rojo" que pululan en las oficinas y ministerios. Se hartó y no soportó su juventud tanta maldad e hipocresía. Cándidamente, porque la candidez política nos lleva a creer que ya estamos en "el cielo que tomamos por asalto", que no existen las "maquinarias" y nos lanzamos al ruedo, siempre fiel al Comandante Chávez y a la Revolución Bolivariana, creó su propia organización política revolucionaria y ya, a la vuelta de la esquina, sin haber tenido tiempo, en su corta vida de joven revolucionario, le esperaban sonrientes, con los brazos abiertos: el Che y el General Bolívar, que ya conversan con él y le consuelan en el cielo: Hasta siempre camarada: Flores Rojas, Puño en alto que Caracas te prometió seguir luchando. En el mismo año 98 y que me perdonen quienes tienen la osadía de leer esta columna, porque como me dicen algunos camará: "Que tu te crees? Que eres el cronista de la verdad?. No es así, camarita; son cosas que han pasado y como no hay nadie que cuente el agua que pasa debajo del puente, yo me atrevo, porque como decía mi camarita Violeta Parra: "Gracias a la vida, que me ha dado tanto…." Bueno, yo he tenido la alegría de la vida. En el año 98, los comunistas, los miristas y todos los "istas" estrenamos nuestro nuevo partido de la Revolución venezolana: el Movimiento Quinta República y un día cualquiera, de octubre en ese año afortunado, hicimos un acto en la Plaza El Cónsul, de Maiquetía para la proclamación de Alfredo Laya como el primer candidato a Gobernador que tuvo el estado Vargas. Para ese acto venía el Comandante Chávez y había gran expectación en todo Vargas, estaba colapsado el estado. En un momento de tensión me vine al sitio del acto y, en la tarima, sentadito ahí en una esquina me encontré a un viejito blanco, como transparente. Como era primera vez que teníamos semejante "gentío" encima, todos estábamos nerviosos y en tensión. Prohibido que nadie subiese a la tarima. Otra vez estaba yo solo, sin seguridad cuidando un sitio, porque todos estaban en los "anillos de seguridad del Comandante". De repente: se sube una catirita, chiquita, en bluejeans y zapatos tenis, como tenía cara de "burguesita" le espeto: ¿Quién es usted? Baje, bájese de aquí? Y ella solo sonreía y no se quería bajar. De repente, se levanta el viejito y grita ¡Mire compatriota, yo soy el General Muller Rojas y esa es la mujer del Comandante! Coño era Marisabel:, cada vez, que nos llegamos a encontrar; pocas veces, nos acordábamos y reíamos de ese incidente; José López empujando a la primera Dama….Así, de esa manera, conocí a los dos. Muller Rojas, que tantos consejos en la lucha por el socialismo nos dio y como, al igual que a Tascón, los "Chalequito rojo" le empujaron hasta casi ofenderlo. Nunca, ni Luis ni el General Muller Rojas, a quien el Presidente Chávez ascendió post-morten: General en Jefe, se fueron a ningún medio a despotricar del comandante ni de la Revolución. Para los que los empujaron, ahora si se fueron, pero se fueron abriendo brechas porque "el pueblo que es refranero, canta con su propio verso", no con el de los "chalequito rojo" Honor y Gloria….HASTA LA VICTORIA SIEMPRE COMPAÑEROS.
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